viernes, 14 de marzo de 2014

EL ENEMIGO INTERIOR, por Mar Zeraus

EL ENEMIGO INTERIOR
Mar Zeraus

Todos los días seguía con curiosidad los movimientos de la joven. Él sentado en su sofá tenía una ventana abierta a todos los salones de las casas que se le antojasen. La miraba con un deseo morboso. Se trataba de un hombre entrado en años, medio calvo, de carnes flojas.

La forma de entrar era a través de la mirilla de las webcams. Muy joven se aficionó a la piratería, era un hacker sexual, solo le interesaba saber cómo se movían en braguitas esas jóvenes de carnes prietas. La joven que se sentía observada decidió ponerle cinta adhesiva y tapar la webcam. Garfio no soportó tremendo desplante y por primera vez salió de casa para espiar in situ a su víctima.

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