viernes, 14 de marzo de 2014

¿DÓNDE ESTÁS ENEMIGO?, por Juan Oliver Martínez

¿DÓNDE ESTÁS, ENEMIGO?
Juan Oliver Martínez

«Eso para mí no son más que palabras.»
El largo adiós, Raymond Chandler

Los vecinos del pueblo decían que mi chico era como un adolescente igual que los demás, siempre metido en líos, las chicas e internet. Claro, siempre con el móvil y el portátil con eso del Facebook, esas cosas. Con las narices pegadas a ambos. Sin interés ninguno por otra.
Pero yo le notaba diferente desde hace tiempo, pero desde hace una semana aún más. Podría parecer imperceptible para cualquiera, pero para una madre cada signo era un gran cambio; y un gran cambio era que llevaba tres días sin arreglarse para salir con chicas, y sus amigos le daban como de lado.
Lo notaba yo como más interesado en refugiarse en su habitación. Había abandonado el móvil. Se veía por las noches una débil luz por debajo de la rendija de la puerta.
Me hubiera gustado entrar y preguntarle de qué se había hecho esta vez, pero a veces pensaba que pudiera ser la lamparilla y más bien poder estar estudiando.
¡Quizás, una corazonada!
Y ya acabado el trimestre cuando pensábamos en mandar a Daniel a un internado para «desenchufarle» y darle El Último Adiós se presentó en casa y nos dio un beso a cada uno diciendo: —Tomad y ved mis calificaciones, con ellas enamoraré a la chavala más guapa del instituto.

Y al leerlas estupefactos solo vemos: matrícula de honor, matrícula de honor...

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