viernes, 14 de marzo de 2014

AVATAR, por Maricarmen Crespo

A V A T A R
Maricarmen Crespo

«Pedir ayuda no resulta fácil,…sobre todo cuando la culpa es toda tuya.»
El Largo adiós, Raymond Chandler

—Mañana te iré a ver.
Desde mi silla de inválida había viajado por lugares insospechados, con mi avatar de piernas ágiles y larguísimas, y conocido en second life personajes estupendos.
Pero Allegro no era uno más.
—Mañana te iré a ver—me repetía—, pero solo aquella vez, hacía dos meses, nos vimos fuera de la pantalla.
Desde aquel día lo esperaba cada tarde, atenta al más ligero ruido que me alertara de su presencia. Si hubiera podido, hubiera ido mil veces a la ventana para intentar ver su figura alta y deportiva acercarse desde el principio de la calle.
«Hoy es el día», me decía sonriendo y mirándome en el espejo, mientras arreglaba el flequillo pelirrojo que adornaba mi rostro pecoso de adolescente, o retocaba el ligero carmín naranja. Sin embargo la noche se cernía como un enemigo vil, y Allegro no llegaba.
Estaba resentida y me negaba a entrar en el mundo virtual, pero lo hice dispuesta a despedirme de él para siempre, a decirle todo aquello que mi corazón sentía. Eres mentiroso y ruin. Sí, eso le diría. Alimentas mi ansia para luego abandonarme. Estaba decidida, destruiría mi avatar y nunca más nos volveríamos a ver, pero no le encontré.
Lo había perdido… ahora ni siquiera lo tenía en mi second life. Hacía dos semanas que no había hecho ninguna entrada o… quizás había cambiado de nombre, de aspecto. Eso era el fin.
—¡Hola, soy Brisa! Quiero morir…

El mundo que se abría ahora ante ella, era diferente. En aquellas páginas reinaba la desesperación y la apatía. Necesitaba alguien fuera de esa trampa pero «pedir ayuda no resulta fácil,… sobre todo cuando la culpa es toda tuya».

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